You may have to Search all our reviewed books and magazines, click the sign up button below to create a free account.
This book tells the comprehensive history of cosmography from the 15th Century Age of Discovery onward. During this time, cosmography—a science that combined geography and astronomy to inform us about our place in the universe—was deeply tied to ongoing developments in politics, exploration, culture, and technology. The book offers in-depth historical context over nearly four centuries, focusing in particular on the often neglected role that Portugal and Spain played in the development of cosmography. It details the great activity emerging from the Iberian and Italic peninsulas, including numerous voyagers of exploration, a clear commercial intention, and advancements in map-making techniques. In doing so, it provides a unique perspective on the “Longitude problem” not available in most other literature on the topic. Rigorously researched and sweeping in scope, this book will serve as an invaluable source for historians and readers interested in the history of science, of astronomy, and of exploration from a southern European perspective.
Siempre me ha fascinado la historia de los pueblos y cuando llegué por la primera vez a Blanca, en 1969, lógicamente quise saber aspectos de su historia. Sin embargo, hubo una leyenda que despertó forzosamente mi curiosidad sobre este pueblo: su nombre femenino Blanca. Me contaron que se debía a una reina, llamada Blanca, que vivía hace muchos siglos en el castillo. Sé que las leyendas siempre son historias deformadas, pero el nombre de Blanca perfectamente pudo ser de una reina y así hice mi investigación. Además, se sabe que la última vez que el nombre de Negra entra en la historia de esta región, es en el año 1315; y la primera vez que consta el nombre de Blanca, es en el año 1382. Por tanto, se tiene una laguna y misterio de 67 años, donde no se menciona, en documento alguno, el nombre de Negra o Blanca. Por otro lado, se sabe que la villa de Blanca antiguamente pertenecía a la Orden de Santiago y por lógica el cambio del nombre debería corresponder a dicha Orden.