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El Estado actualmente se erige como la forma dominante de organización del poder político en el planeta, de modo que casi todas las personas son ciudadanos de uno de ellos. Con la globalización como fondo, y a partir de las ideas neoliberales, se buscó la reducción del Estado "al mínimo" con el fin de que las demandas de la sociedad fuesen atendidas en el mercado por agentes nacionales o internacionales, con base en la creencia de que el mercado es un instrumento más eficiente que el Estado para la distribución de valores escasos. Sin embargo, problemáticas como la concentración de la riqueza, la inseguridad, el combate a actividades ilícitas, e incluso el fomento a la investigación científica y el desarrollo del conocimiento, por mencionar algunas, son demandas que deben ser atendidas y que el mercado por sí solo no puede resolver. La obra se inserta en este panorama, planteándose como objetivo general analizar el papel que deben tener la ética y el diálogo como instrumentos que permiten propiciar la constitución de un espacio de gobierno público y republicano, que sea capaz de combatir la corrupción y de crear condiciones de gobernanza.
La maldad del Estado Es un hecho que si alguna cosa u objeto es malo o negativo para el medio donde se encuentra y por ende para los otros, es por que quien lo creó o lo inventó también lo era. Esa es la primicia fundamental de la cual partieron filósofos como Leibniz, Pascal o Hobbes a la hora de analizar el Estado y la sociedad civil. Pero pronto nos daremos cuenta de que el hombre no es bueno o malo por naturaleza, sino que simplemente es un animal con una dualidad difícil de equilibrar, la cual oscila entre la racionalidad y la espiritualidad; siendo así, lo que los hombres crean con su mente y sus manos resulta bueno o malo según los contextos o las circunstancias de que se trate...
Du conflit armé à la barricade symbolique, les modalités du siège sont diverses : en font foi les célébrations du 500e anniversaire des Amériques, la crise d’Oka, les audiences publiques de la Commission Bouchard-Taylor, les manifestations numériques dans les jeux vidéos massivement multijoueurs, ainsi que la figuration de l’isolement et de la précarité dans la poésie et la littérature (Émile Ollivier, Milton Acorn, Victor Lévy Beaulieu). À partir de différents domaines disciplinaires (des sciences politiques aux études littéraires), les collaborateurs interrogent les tensions à l’œuvre entre marginalité et centralité, concertation et dissension, liberté et contrainte, droit d’asile et exil. À l’encontre des discours convenus sur les flux de la postmodernité et la déterritorialisation, nous mettons ici l’accent sur les usages du pouvoir dans l’espace. De diverses manières, la représentation du conflit et de la concertation mise en jeu lors du siège contribue à mieux cerner les modes de relation et de symbolisation qui se construisent au sein d’espaces contraints.