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Pintas la luz de forma magistral, le dije hace un tiempo a Juan Galán. Pinto las sombras, lo que pinto son las sombras, me respondió con humildad. Y tenía razón el artista, porque la luz parece imposible pintarla. De esta forma, Juan Galán nos trae a Joaquín Sorolla hasta nosotros. Como los que se arriesgan, Galán se mide con los grandes y de ese reto sale en triunfo. No por comparación, sino porque hace suya la herencia recibida y, en sus manos, sigue el hilo más brillante del arte nacido de la pintura impresionista de finales del siglo XIX aportando sus rasgos propios, que le hacen único hasta ocupar un personal lugar en la historia de la pintura contemporánea española El ayamo...
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Hay un fino hilo de plata, casi imperceptible, ensartando las palabras de este libro, como si de cuentas de un collar se trataran. Es hilo de plata que refulge bajo la luz de la mirada de la autora, y es hilo de ceniza que se desvanece en el intento de dar forma y sentido a una realidad tan atrayente como esquiva. Es un hilo sutil que conecta cada frase y cada texto en un reco- rrido horizontal y vertical donde las palabras ruedan hacia un final que nunca es concluyente. Isabel de Sá, llevada por su percepción de una realidad enigmática, ordena su discurso en términos de relevancia lírica, y lo ofrece, como señales en un mapa, a la intuición del lector para que éste reconstruya las escenas, el drama, el paisaje de luces y sombras, y lo haga suyo. (Pedro S. Sanz)
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Hasta no hace mucho estos poemas vagaban por el hiperespacio, donde su autor los había dejado huérfanos de un cuerpo en el que expresarse. Gracias a una iniciativa de Los Libros del Estraperlo esos poemas antes errantes y sin rumbo permanecen ahora recogidos en el calor de la hoja de papel, quizás excesivamente sedentarios para el gusto de algunos, pero, al menos, juntos, porque los poemas de amor se necesitan unos a otros para formar un organismo. Los que, como yo, pensamos que facebook, ese patio de vecinos, ese rastrillo de opiniones e imágenes, no es el lugar adecuado para escribirle al amado, estamos de enhorabuena. Los perdedores analógicos preferimos un espacio de primitivo papel...
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Estoy convencido de que fue en el otoño cuando puse encima de mi mesa un poemario con algo más de setenta poemas, una ilusión de algo más de setenta toneladas y una calidad de unos setenta quilates. Estoy convencido de que esa amplia colección de versos distribuidos por entre estas páginas, cargadas de tanto sentimiento, con tanto como quieren decir y con tanto como esconden en cada una de las lecturas, se convirtieron en una enorme montaña por la que tendría que dejar pasar las cuatro estaciones, o quizás alguna más, para poder subir a la cima y beberme lo que Paco Blázquez derramó en tanto tiempo y con tanto esfuerzo. Mis cuatro estaciones es un poemario que hay que digerir despacio, hay que saborearlo poco a poco para meterse en la piel del autor, para intentar comprender su misma esencia, aunque yo, modestamente, preferiría invitaros a disfrutarlo verso a verso, página a página, porque Cuatro estaciones ya lo escribieron otros, lo musicaron otros y lo cantaron otros, pero nadie como Paco, que lo ha cargado de una pasión y un sentimiento por lo suyo, hoy de todos, que bien vale la pena devorar.
..."Hoy no hay luna llena para mí, quizás nunca lo hubo, pero sé que en mi corazón queda el recuerdo que me hace sentir viva en mi soledad."... ..."Ya no escucho tu guitarra, ni el cante que de tu garganta salÃa, ni esas alegrías que tú me dedicabas que tan feliz me hacían"... ..."Acompáñame a soñar y junto contaremos las estrellitas del cielo, en la orillita del mar. Y en un barquito velero nos iremos a pasear, viviré junto a ti toda una eternidad."...
El arte del biógrafo consiste justamente en la elección. No tiene que preocuparse por ser veraz; debe crear sumido en un caos de rasgos humanos... El biógrafo, como una divinidad inferior, sabe elegir de entre los posibles humanos aquel que es único. No debe equivocarse acerca del arte así como Dios no se equivocó acerca de la bondad. Es necesario que el instinto de los dos sea infalible. Pacientes demiurgos han acumulado para el biógrafo ideas, movimientos de fisonomía, acontecimientos. Su obra se encuentra en las crónicas, las memorias, las correspondencias y los escolios. De esta grosera aglomeración el biógrafo entresaca lo necesario para componer una forma que no se parezca a ninguna otra. No es de utilidad que sea parecida a aquella que fue creada otrora por un dios superior, con tal que sea única, como toda nueva creación. (Recogido por Marcel Schwob en «Meur.Renatus Descartes», dentro de sus Vidas imaginarias)