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Este libro desafía la percepción convencional de una incompatibilidad entre «evangélicos» y «socialismo». Explora la historia regional y chilena para mostrar que, a pesar de sus raíces políticas y sociales distintas, hubo una alianza entre ciertos sectores del mundo evangélico chileno y el socialismo. Esta conexión, que duró al menos tres décadas, se basó en la afinidad de la esperanza religiosa con las ideas revolucionarias de igualdad y fraternidad del socialismo. Aunque hubo conflictos internos debido a demandas de pureza ideológica, trabajaron juntos en beneficio de lo que consideraban el «pueblo». Este libro desafía la noción de que los evangélicos están inherentemente alineados con el conservadurismo y la derecha política. Resalta la existencia de grupos evangélicos que han luchado por los derechos sociales y políticos de los marginados, a menudo ocultando sus identidades religiosas por temor a ser vistos como «reaccionarios». Al mismo tiempo, insta al mundo político de izquierda a considerar alianzas con los evangélicos en lugar de verlos con sospecha.
Las misiones protestantes trajeron a América Latina una ideología con un trasfondo cultural cuya perspectiva teológica se unió con la percepción racista de los gobiernos latinoamericanos en cuanto a las culturas indígenas. De este modo se unió la cosmovisión del misionero norteamericano, de trasfondo europeo, con la visión católica, también de trasfondo europeo: en ambas el indígena no solo es excluido de la vida pública, también es concebido como obstáculo para el desarrollo nacional.
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En este estudio se sitúa a la muerte en el centro de la cultura pentecostal, algo que no se puede hacer si se parte, como lo han hecho la gran mayoría de las investigaciones que existen hasta ahora, desde la observación de las ritualidades mortuorias y funerarias. El autor realiza un análisis conociendo e interpretando los símbolos y significados de la muerte manifestada en los distintos relatos de vida de los pentecostales, teniendo como premisa el concepto de la cultura del morir para entender la cultura del vivir.
El libro aborda el encierro desde diversas perspectivas, con contribuciones de especialistas de varios países. Se destaca la situación de poblaciones intracarcelarias, que comparten características similares: color, clase, grupo étnico, edad, nivel educativo y tipo de delito. Se evidencia la violencia y condiciones deplorables en las cárceles, afectando la dignidad de los presos. Se sugiere el uso de métodos etnográficos para comprender profundamente estas problemáticas. Además, se señala la existencia de grupos especiales de reclusos y el impacto del encierro en sus familias, ofreciendo una visión panorámica desde la antropología.